Título: Un zoo en mi equipaje
Autor: Gerald Durrell
Edición: Planeta
Páginas: 181

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Leer a Gerald Durrell siempre es una delicia. Quizás para mi lo sea especialmente porque algunos de sus libros los leí siendo una cría y guardo de ellos muy gratos recuerdos.
Yo descubrí a Durrell en mi infancia con libros como “Los secuestradores de Burros”, “El nuevo Noé” o “El paquete parlante”.

Quizás de los títulos que acabo de mencionar “El nuevo Noé” pudiera ser un anticipo del libro que ahora quiero comentaros “Un zoo en mi equipaje”.

Si en el primero nos hablaba de sus anécdotas cuando recorría el mundo buscando animales para poblar algunos zoos en el libro que nos ocupa volvemos a leer esas experiencias pero ahora encaminadas a proporcionarle a Durrell su propio zoo.

Durrell cogía animales, los cuidaba, estudiaba su comportamiento y cuando ya eran como de la familia debía deshacerse de ellos. Con la creación de su propio zoo conseguía lo que había deseado desde niño, seguir observando a esos animales, aprendiendo de sus conductas.

El caso es que cuando uno se enfrente a un libro de este tipo entra en juego el problema de catalogarlo. “Un zoo en mi equipaje es un libro de aventuras, es un libro autobiográfico, también un libro de viajes y por supuesto un libro de humor.

La ironía de Durrell y su manera de narrar sus aventuras es algo que enriquece enormemente sus relatos y hace que se conviertan en una lectura apasionante y divertida que cuesta trabajo dejar de lado. Es uno de esos libros que uno comienza a leer con una sonrisa y dicha sonrisa se muestra nuevamente según uno va avanzando en la lectura.

Además aparte de las divertidas anécdotas sobre las travesuras de algunos animales, Durrell nos muestra a algunos personajes pintorescos como por ejemplo el Fon de Bafut un tipo realmente curioso que se nos presenta de una forma franca. Vemos costumbres locales y lo que es el día a día en África mientras Durrell intenta hacer realidad su sueño.

El problema más grave de Durrell cuando a llegar a Inglaterra todo son problemas para poder tener un espacio donde ubicar a sus animales. Parece que la perspectiva del zoo nunca acaba de materializarse y cuando todo parece estar perdido….

El libro se divide en varias partes. Cuatro partes concretamente. En la primera parte del libro se nos muestra el viaje, con sus consiguientes anécdotas, que emprende Durrell junto a su mujer, un ayudante y su secretaria, con destino a Bafut en Camerún.

En la segunda parte tenemos toda la experiencia de Bafut, La captura de los animales, la estancia allí, las peculiaridades del Fon, la gente de allí que les llevan a diario animales de todo tipo y las travesuras de algunos de los animales.

En la tercera parte tenemos el regreso a Inglaterra con todo lo complejo que resulta transportar tantos animales con sus jaulas, su alimento correspondiente y todos los cuidados que les son necesarios durante el viaje. Para luego mantener a esos animales en el jardín de la casa de Durrell en espera de encontrar un espacio apropiado para ubicar su zoo, mientras se lucha con la burocracia inglesa y se capea buenamente con las denuncias constantes de los vecinos y las visitas diarias de los pobres policías que acaban cogiendo cariño a los animales.

Si me preguntáis si recomiendo el libro os contestaré con un rotundo sí. Como he dicho leer a Durrell siempre es un placer y en ningún modo tendremos que sufrir una lectura tediosa o enrevesada. Una lectura amena, divertida e instructiva. ¿Que más se puede pedir?