Título: Fahrenheit 451
Autor: Ray Bradbury
Edición: Orbis
Páginas: 184

El libro que quiero comentar hoy es un clásico de la ciencia ficción de anticipación. Es decir, una historia que transcurre en un mundo que nos puede resultar reconocible, ambientado en un futuro cercano con alguna peculiaridad especifica. En este caso vemos como la cultura ha degenerado en una especie de entretenimiento vano, y los libros han sido prohibidos. También lo podemos catalogar como una distopía. Un mundo que se ha torcido de alguna manera hasta quedar lo más alejado posible de un mundo ideal o de una utopía.

Fahrenheit 451 es ante todo un libro que crítica no solo las prohibiciones, la falta de iniciativa o la muerte del pensamiento si no que nos habla sobretodo de la sociedad, dormida, anestesiada.

El libro se divide en tres partes bien diferenciadas, que nos guían a través de la historia mostrándonos una evolución por parte del personaje principal.

En la primera parte, titulada “Era estupendo quemar”, conocemos al protagonista Guy Montag, un bombero que acaba de conocer a una extraña muchacha llamada Clarisse. De algún modo Clarisse actúa como un despertador en la mente dormida de Montag y vemos como él va adentrándonos en su vida, con su mujer, con sus compañeros, en su trabajo de bombero.

Ya enseguida tomamos conciencia de que Gay Montag va a dar un giro en su vida, pero nos permite ver lentamente su evolución desde el principio.

Lo más interesante es conocer el origen de esos bomberos, que según la historia fueron creados originariamente para quemar libros. A Montag, Clarisse le cuenta que antiguamente los bomberos no quemaban si no que apagaban incendios y el no puede creerlo, pero el jefe de su unidad en un fantástico monólogo da esa explicación histórica y muestra con gran claridad cual es la raíz del problema.

En la segunda parte, titulada “la criba y la arena”, Montag es cuando al tomar conciencia de todo, se muestra atrevido, agresivo incluso y también inconsciente en cuanto a la prudencia. El quiere entender, quiere saber más y encuentra ayuda, pero no sabe controlar su rabia. Y ese conocimiento recién encontrado le vuelve impulsivo y está a punto de echarlo todo a perder.

Pero nosotros, como lectores, sabemos que puede haber algo más. Tenemos noticias de una guerra, algo que parecen ignorar todos los ciudadanos refugiados en sus salones cuyas paredes son pantallas de televisión interáctivas y que mantienen a las personas entretenidas y sin preocupaciones.

Y llegamos a la tercera parte, titulada “fuego vivo” donde vemos entre otras cosas como se mueve esa sociedad en la persecución llevada a cabo y televisada, de Montag, pero además se presenta una nueva perspectiva.

Lo mejor del libro es el retrato que se hace de la sociedad, estática, despreocupada, solo volcada en su ocio, evitando todo aquello que no les haga felices. Tanto si ha de atiborrarse de pastillas por las noches como la mujer de Montag, o las amigas de la misma que no se preocupan si sus esposos mueren, porque la preocupación no cabe en ellas, o la terrible descripción que hace una de estas amigas de su maternidad. Y al final la conclusión del jefe de Montag que es que el gobierno no fue quien prohibió los libros al principio si no que aprovechó una situación. La sociedad, esas personas indolentes, que no querían pensar ni querían preocuparse por nada, fueron los que dieron de lado a los libros. Como se fueron haciendo ediciones más breves, resúmenes insignificantes hasta que al final toda la literatura universal podía condensarse en un guión de cinco minutos.

La necesidad de que la gente recibiera la información rápida sin dar tiempo a que se aburrieran y cambiaran de canal. Pero sin embargo personas con las vidas tan vacías cuya única preocupación son sus “familias”, o sea los personajes de sus televisiones de paredes, o el ruido constante de las conversaciones de dichos “familiares”, por que no pueden pararse a pensar, a hacerse preguntas, a disfrutar del mundo.

En cuanto al final del libro, obviamente no voy a desvelarlo, pero creo que es un final poético, lleno de esperanza, muy acorde al resto del libro cargado de filosofía y crítica hacia el conformismo y la autocomplaciencia y sobre todo a la censura del pensamiento.

No en vano Fahrenheit 451 es un clásico, un libro que todo el mundo debería leer al menos una vez.

Aquí tenéis un par de citas del libro.

“Has de comprender que nuestra civilización es tan vasta que no podemos permitir que las minorías se alteren o exciten. Pregúntate a ti mismo: ¿Qué queremos en esta nación, por encima de todo? La gente quiere ser feliz, ¿no es así? ¿No lo has estado oyendo toda tu vida? “Quiero ser feliz”, dice la gente. Bueno, ¿no lo son? ¿No les mantenemos en acción, no les proporcionamos diversiones? Eso es para lo único que vivimos, ¿no? ¿Para el placer y las emociones? Y tendrás que admitir que nuestra civilización se lo facilita en abundancia.”

“-A la gente de color no le gusta El pequeño Sambo. A quemarlo. La gente blanca se siente incomoda con La cabaña del tío Tom. A quemarlo. ¿Alguien escribe un libro sobre el tabaco y el cáncer de pulmón? ¿Los fabricantes de cigarrillos se lamentan? A quemar el libro. Serenidad, Montag. Líbrate de tus tensiones internas. Mejor aún, lánzalas al incinerador. ¿Los funerales son tristes y paganos? Eliminémoslos también…”

También existe una película de 1966 dirigida por Françoise Truffaut por si queréis echarle un vistazo aunque yo os recomiendo que mejor leáis el libro primero.

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2 comentarios

  1. Muy buen libro, gracias por la reseña escalpeleros!!!

  2. Uff!! Vieja compi cuantos años sin saber de ti o de esta página… Me alegra saber que la sigues alimentando. Muchos besos

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