Pequeño hermano - Cory Doctorov

Autor: Cory Doctorow
Título: Pequeño hermano
Título original: Little Brother
Edición: Puck
Páginas: 349

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Descubrí este libro porque era una de las obras incluidas en el curso “Fantasy and Science Fiction: The Human Mind, Our Modern World” impartido por Erik Rabkin en la Universidad de Michigan a través de Coursera. Concretamente era el último libro de todas las lecturas del temario.

Me pareció interesantísimo en cuanto descubrí el argumento y me apetecía realmente leerlo.

El problema cuando te formas unas amplias expectativas con respecto a un libro es que muchas veces suele defraudarte y quizás eso es lo que me ha ocurrido con esta lectura.

Partimos de un inicio realmente atractivo. Tenemos a un muchacho de 17 años, experto hacker, especializado en evadir los sistemas de seguridad del instituto. Y en esa nos encontramos al principio de la historia con Marcus, es así como se llama el protagonista, saliendo a hurtadillas del instituto para junto a su pandilla habitual acudir a un juego en vivo llamado Harajuku Fun Madness que consiste en seguir una serie de pistas por la ciudad.
Pero este es el principio de todos los problemas de Marcus y sus amigos. Justo en la zona en la que se encuentran tiene lugar un atentado terrorista. Cunde el pánico y cuando intentan escapar de la zona son apresados. Se les lleva a un lugar oculto y son tratados como terroristas con todo lo que eso conlleva.

Quizás esta sea la parte más interesante del libro, Doctorow sabe expresar muy bien los sentimientos del adolescente protagonista, describe de un modo que consigue hacerte participe de la angustia, las vejaciones, el miedo y la humillación por la que está pasando el muchacho y te hace tomar partido.

Luego tenemos un cambio tanto en la historia como en la narración en sí. Creo que incluso se nota un cambio en el estilo que seguirá un proceso, para mi gusto no muy afortunado, hasta el mismo final, una especie de happy end un tanto infantil, dada la linea más ruda del resto del libro.

Siguiendo con la historia, tenemos a Marcus recién liberado encontrándose con sus amigos, no todos realmente porque falta uno del que durante un tiempo no vuelven a saber, y que precisamente estaba gravemente herido en el momento de ser detenidos.

No tardan en darse cuenta de que la ciudad ha cambiado. Se ha convertido en un estado policial donde la intimidad y la privacidad brillan por su ausencia, algo que ya se intuía en el intento de control absoluto que ya había en el instituto pero que cobra tintes orwelianos ahora en toda la ciudad. La excusa de la amenaza terrorista hace que se sacrifique la privacidad de los individuos, cuando quedará demostrado que eso no hace que haya más seguridad sino un control absurdo de la población.

Marcus está bajo vigilancia y lo sabe, pero no puede reprimir sus deseos de venganza y aquí es cuando comienza su cruzada en contra de ese estado policial y a favor de conseguir mantener la privacidad.

Consigue transformar una Xbox en un medio completamente seguro gracias a un sistema operativo llamado Xbox Pananoid, basado en el Paranoid Linux. Difundiendo además ese software al poco tiempo consigue crear toda una red segura, la Xnet, donde tendrá lugar un movimiento de resistencia ante la opresión gubernamental, empezando así su pequeña revolución.

Como decía la idea es muy buena, el desarrollo en general también, pero según avanzaba en la lectura me ha ido defraudando un poco.

He de decir en su favor, que el autor sabe combinar muy bien toda la información técnica que da con la trama de la historia sin perder ritmo.

El libro es muy entretenido, se lee en un suspiro y para mi las partes sobre criptografía y seguridad son las más interesantes, pura deformación profesional, así que en principio el libro debería haberme encantado, pero no ha sido así.

Y no ha sido así porque según se iba acercando al final ya iba perdiendo interés. Llegado a cierto punto ya tenía claro que no me iba a gustar el derrotero que tomaba. El final desentona, no acaba de encajar, no tanto el final en sí, si no la manera de llegar a el. Obviamente no puedo desvelarlo, así que tendréis que leer el libro para entender de que hablo.

Otra cosa que me ha molestado es que el libro está lleno de estereotipos. Quizás a muchos lectores no americanos se les pase por alto y no les moleste en su lectura, pero a mi si me han resultado bastante irritantes, está cargado de tópicos y se denota bastante partidismo por parte del autor, solo poner por ejemplo a la profesora favorita del protagonista, y la profesora sustituta que roza puramente ya la caricatura sureña.

Es un libro que recomendaría leer a pesar de todo, porque creo que pesan más sus virtudes que sus defectos y si sois menos quisquillosos que yo quizás ni notéis dichos defectos.

Lo que ya no tengo claro es calificarlo de obra maestra, no me lo parece. Está claro que bebé de las fuentes de 1984 de Orwell, pero si bien el escrito orweliano es brillante además de revolucionario en el momento de su publicación y resulta muy palpable su crítica a ciertos sistemas totalitarios, este otro pequeño hermano no tiene tanta fuerza y se dispersa un poco en todas direcciones sin encontrar realmente su esencia.

Me gustaría acabar con unas citas que me han gustado especialmente.

“Me volví hacia mi Schoolbook y me puse a teclear. El navegador que usamos venía con la máquina. Era una versión spyware bloqueado de Internet Explorer, la porquería de Microsoft que bloquea ordenadores que nadie con menos de cuarenta años usaba voluntariamente.”

“En la criptografía de clave pública, cada usuario tiene dos claves. Son largas sucesiones de galimatías matemáticos que tienen una propiedad casi mágica. Cualquier cosa que se encripte con una clave, otra la desencripta y viceversa. Es más, son las únicas claves que pueden hacerlo. Si puedes descifrar un mensaje con una clave, sabes que fue cifrado con otra.
De modo que si publicas cualquier de las claves (no importa cuál) la conviertes en un no secreto total. Lo que quieres es que todo el mundo la conozca. Por razones obvias, se llama tu “clave pública”.
La otra clave la escondes en las profundidades más oscuras de tu mente. La proteges con tu vida. Nunca permites que nadie la conozca. Esta se llama tu “clave privada” (evidentemente).”

“-Chaval, llevo en este juego desde hace muchísimo tiempo. Hasta ahora he conseguido estar más tiempo libre que tras las rejas. La paranoia es mi buena amiga.”