Autor: Scott Smith
Título: Las Ruinas
Editorial: Ediciones B
Páginas: 412

Acabo de terminar este libro y la verdad, no sé ni porque me pongo a escribir sobre él.
Quizás sea por el cabreo que me ha entrado por el tiempo malgastado leyéndolo.
Que sí, que ya me ha pasado otras veces, pero el caso es que al empezar la cosa prometía y tanto prometer al final se ha quedado en eso en promesas incumplidas.

El argumento parece interesante, de verdad. Un grupo de personas que se ven atrapadas en una selva de sudamerica, en un claro rodeado de una extraña planta y por alguna circunstancia no pueden salir de allí ni aún cuando su vida corre serio peligro.

Pero entonces una va leyendo y cuando lleva ya doscientas páginas del libro empieza a perder toda esperanza de encontrar algo más que lo que desde el principio se presupone.

O sea, que toda la novela no es más que lo que he mencionado antes. Unos tres días de la vida de este grupo de jóvenes acorralados en un claro rodeados por una planta tipo enredadera, carnívora, pensante y con bastante mala leche. Y eso es todo.

A mi me hubiera gustado saber el origen de la planta, de verdad, pero no, porque la novela solo se regodea en la desdicha de esos pobres muchachos y en la pasividad de los mayas (esto tiene tela) que les bloquean la única salida del claro y por tanto la única posibilidad de sobrevivir.

Así que los muchachos tienen dos opciones o se dejan devorar por la planta o se dejan matar por lo mayas y después son devorados por la planta.

Pero más allá de averiguar que la planta es muy lista y tiene muy mala leche, cosa que sabremos sobradamente hacia la mitad del libro, no tenemos nada más que descubrir, por lo que yo creo que al libro le sobran perfectamente las otras 200 páginas.

Por que el problema es, que cuando ya sabemos que va a ocurrir perdemos completamente el interés en la historia, de hecho comienza a ser tan previsible y tan aburrida que lo único en lo que piensas es en que llegue la noche y la planta en vez de comerse a uno se los zampe a todos de golpe y listo.

Si total, ya sabes que los otros dos chicos griegos van a llegar justo cuando todo el grupo haya palmado y seguramente acaben igual que estos, si sabes que los mayas a poco que siga habiendo tanto turismo en la zona van a acabar mudando el poblado allí porque se pasan media vida intentando que la gente que se impregna con las esporas de la planta cabrita no las esparzan a diestro y siniestro.

Y ya sé yo que quizás he visto demasiadas pelis de serie b, pero hombre si tenemos una planta mutante, ¿no hubiera quedado genial un origen extraterrestre una invasión mundial, yo que sé, cualquier cosa, algo que te mantenga despierta mientras terminas de leer el dichoso libro?

De hecho, cual no sería mi aburrimiento que en plena escena dramática mientras la planta lanza zarcillos con flores para beberse la sangre derramada de uno de los chicos, a mi se me venia a la memoria esa escena de “La tienda de los horrores” en la que Seymour alimenta a la planta pinchándose los dedos de la mano y dejando que Audrey II le chupe la sangre. Lo cual, todo sea dicho acababa inmediatamente con el pretendido dramatismo que supongo que el autor del libro intentaba transmitir.

Por ejemplo también pensé que la parte de la cueva daría más de sí, por un momento, al principio del libro pensé que todos los de arriba morirían y los de abajo huirían por el corredor y entonces encontrarían el origen de la planta y blablabla. Vamos que como no encontraba demasiado aliciente en lo que el libro me iba ofreciendo me lo he pasado inventando alternativas jugosas en un intento desesperado de que el libro llegara a dar algo más consistente.

Recuerdo ahora el libro Infected de Scott Sigler que tenia esporas espaciales que contaminaban a la gente y que me resulto infinitamente más entretenido que este otro que acabo de soltar.

Si queréis leer un libro en el que el único aliciente es ver como un grupo de personas se quedan en un claro de la selva viendo como van cayendo como chinches ante la plantita de marras, pues quizás os sirva, pero si buscáis algo más pasad de largo.

Hay una película basada en el libro y que tiene el mismo título, Las Ruinas, que si os pica la curiosidad podéis ver, al menos os ahorráis leer el libro y solo malgastaríais una hora y media que es lo que dura.